El Ebro toca fondo.
El País, 23/02/2002
J. MARSAL | Tortosa
Desde el pasado octubre, y tras un verano
tradicionalmente seco, las aportaciones del río en su tramo inferior han
experimentado un decrecimiento progresivo hasta registrar este pasado mes
de enero un mínimo histórico raramente visto por los habitantes de la zona.
En enero, un mes tradicionalmente abundante en aportaciones, el cauce del río
estuvo por debajo de su mínimo ecológico. Para los expertos no se trata de
una situación únicamente atribuible a la sequía de estos últimos meses
sino que refleja problemas estructurales en la gestión de la cuenca del Ebro.
Según señala el profesor de Hidrología de la Universidad Internacional de
Cataluña y de Matemáticas de la UNED, Josep Maria Franquet, primer
teniente de alcalde del Ayuntamiento de Tortosa, el cauce del Ebro a su paso por
esta ciudad está, durante estos últimos tiempos, técnicamente 'estancado': el
nivel del agua del río sólo sobrepasa en 30 centímetros el del mar. Ello
favorece que, puntualmente, el agua salada del mar remonte por el cauce
del río hasta Campredó, en el término municipal de Tortosa, a más de 20
kilómetros de la desembocadura.
Los expertos en hidrología ya no dudan en calificar el tramo final del
Ebro como un fjörd o una ría. Los datos aportados por la Confederación
Hidrográfica del Ebro (CHE) son reveladores: la media de caudal que pasó
por Tortosa en enero fue de 99,08 metros cúbicos por segundo, una situación
propia de los meses de estiaje veraniegos. De hecho, se trata de un nivel
prácticamente sin precedentes para un mes que, en los últimos 88 años, y
de acuerdo con los cálculos de Franquet, ha registrado una media de
aportaciones cercana a los 700 metros cúbicos por segundo.
El nivel registrado este mes pasado es, además, inferior a los 100 metros
cúbicos de caudal ecológico que el Gobierno del PP fijó en su PHN, como
umbral para ejecutar el trasvase del Ebro. 'Si ahora no baja ni el caudal
ecológico, ¿qué quieren llevarse?', inquiere el presidente de la Societat
de Pesca Esportiva de Tortosa, Joan Cid.
Según los estudios de Franquet, la serie de 70 años hidráulicos estudiada
describe una tendencia claramente descendente. El caudal anual del Ebro en
la estación de aforos de Tortosa durante las décadas veinte y treinta del
siglo pasado registró una media de 16.855 hectómetros cúbicos anuales. Una
media muy similar se mantuvo en los años sesenta, pero a partir de este
momento, los niveles descendieron sensiblemente: 14.071 durante los años
setenta, 9.502 en los ochenta y 8.235 en los 90. 'En la primera década de
este siglo se situarán entre 6.000 y 7.000', predice Franquet.
Para Franquet el futuro no se antoja nada optimista. Según el científico
tortosino, que en las pasadas elecciones municipales concurrió como
candidato a la alcaldía por el PP y en junio pasado abandonó el partido,
la imagen que cabe esperar del Ebro en Tortosa es la de un cauce
prácticamente seco con puntuales y espaciadas riadas por los efectos de un 'probable
efecto climático' y un 'notorio aumento del consumo en el interior de la
cuenca'. En su libro Cinco temas de Hidrología e Hidráulica, cuyo quinto
tomo prepara, Franquet desarrolla los cálculos que demuestran que el
descenso del caudal del Ebro no es coyuntural, sino estructural.
Para la Confederación Hidrográfica del Ebro, en cambio, el bajo caudal
actual es únicamente fruto de un 'año atípico', y lo atribuye a 'la falta
de lluvias y las escasas reservas de los embalses', por lo que insiste en la
necesidad de una 'mayor regulación aguas arriba', uno de los principios
básicos del PHN, para amortiguar los vaivenes del caudal.
'Es cierto que hay sequía pero, sobretodo, mala regulación', replica el
portavoz de la Plataforma para la Defensa del Ebro, Manolo Tomás. El líder
antitrasvase denuncia que la gestión de los embalses está sujeta a
'intereses privados, no públicos ni medioambientales', y que en estos
momentos el tramo final del río está 'pagando' la estrategia del
Ministerio de Medio Ambiente que utilizó la capacidad de regulación que proporcionan
los embalses para poder presentar el año pasado un balance hidrológico
triunfal del Ebro, con una aportación anual final de 12.630 hectómetros
cúbicos.
Mientras tanto, los jóvenes se sumaron ayer a las protestas contra el
trasvase. Varios miles de alumnos de secundaria, convocados por los Jóvens
en Defensa de l'Ebre, pararon ayer al mediodía por dos horas la actividad
docente para realizar una manifestación en Tortosa. Mientras tanto, un
grupo de jóvenes colgaba una pancarta antitrasvase en una torre de la Sagrada
Familia en Barcelona y un grupo de unos cincuenta profesores y alumnos de
la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona se encadenaban ante la
subdelegación del Gobierno en esa ciudad reclamando 'una nueva cultura del
agua y un desarrollo sostenible'.