Los borrones del plan hidrológico


La evaluación ambiental estratégica del plan hidrológico nacional, que mostrará en la Comisión Europea los beneficios del trasvase del Ebro, omite los datos sobre el impacto del caudal desviado a la cuenca del Júcar, que sí se recogían en el borrador del documento. El informe del Ministerio de Medio Ambiente reconoce la incidencia significativa negativa sobre los ecosistemas de embalses y sistemas fluviales directamente implicados en la transferencia de los mil hectómetros cúbicos anuales.

Maria Josep Picó, Valencia

El Ministerio de Medio Ambiente ha presentado esta semana la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE) del Plan Hidrológico Nacional, un documento que, en principio, debía exponer las consecuencias sobre el entorno de su proyecto más destacado, el trasvase del Ebro, pero que se ha quedado en otro informe para justificar la transferencia de más de mil hectómetros cúbicos anuales de este río a las cuencas del Júcar, Segura, Sur e internas de Cataluña. Este texto, además, es el que se ha enviado a la Comisión Europea, institución que requirió esta información al Gobierno central desde hace meses.

La EAE omite abundantes datos sobre los daños que el trasvase del Ebro puede producir en la cuenca del Júcar y que, por el contrario, sí aparecían en borrador del documento al que tuvo acceso Levante-EMV. Éste es el caso de los impactos de la previsible mezcla de caudales desviados del Ebro con los del Júcar, de características físico-químicas diferentes (el agua transferida presenta una mayor conductividad).

Como medidas de protección ambiental de las cuencas receptoras, el documento propone diversas actuaciones «sin prejuzgar su viabilidad o utilidad práctica, cuestión que debe precisarse en fases posteriores de desarrollo», según apunta. Entre las iniciativas más dispares se encuentra la recuperación de zonas húmedas, «para ello, se analizará la situación de los humedales inventariados, identificando aquellos sometidos a intensa degradación, especialmente debido al déficit hídrico». De tal forma, que se propone la posibilidad de destinar aguas trasvasadas a estos ecosistemas.

Transferencia de material biológico

Uno de los efectos «negativos», según el informe, asociado de forma más común con los trasvases es la incorporación de elementos biológicos ajenos a las cuencas receptoras. «Estas especies , si poseen una elevada capacidad de adaptación y de explotación, pueden colonizar el nuevo hábitat y desplazar a las especies locales, a través de la depredación o alterando los rasgos genéticos de las poblaciones autóctonas si existe hibridación», señala la EAE.

Entre las formas para prevenir la transferencia de especies se propone la instalación de un sistema de barrera mediante repulsión eléctrica y/o cilindros de malla autolimpiables para limitar la presencia de peces en el canal del trasvase y de otros organismos acuáticos de menor tamaño. A su vez, se sugiere la incorporación de macrotamices giratorios, capaces de retener los organismos de tamaño medio.

Las medidas descritas «no son suficientes para garantizar una reducción significativa del riesgo de transferencia de biota a las cuencas receptoras», por ello, se propone ubicar filtros adicionales en las tomas de derivación del canal, donde el canal se reduce considerablemente.

La elección final de los sistemas de barreras, filtrado y tamizado dependerá del caudal máximo circulante por la infraestructura, las pérdidas de carga admisibles y el tamaño mínimo de partícula que se desee retener.


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