La contaminación se ceba en el Ebro
El río del que se pretetende realizar un gran trasvase está a punto de llegar al colapso de su ecosistema. Si se detrayera más agua o se incrementaran los vertidos, según los técnicos, se habría firmado su sentencia de muerte.
Heraldo de Aragón, 27 de gener de 2002
JOSÉ JUAN VERÓN. Flix.
Los ríos de la cuenca del Ebro, pese a la contaminación acumulada, los embalses y otras agresiones, siguen vivos. La mayor parte de
los especialistas asegura que el Ebro está al borde del colapso. Dicen que un ligero incremento de la contaminación, un gran vertido
o la pérdida notable de caudales (un trasvase, por ejemplo), serían la sentencia de muerte del mayor río español. El 19% del agua
que circula por los ríos de la cuenca del Ebro se considera de pésima calidad y el 34% es mala, lo que significa que necesitan un
intenso tratamiento para su potabilización.
Los episodios vividos en las últimas semanas en el tramo final del Ebro, en donde se detectó mercurio y dos manchas de hidrocarburo
han hecho saltar las alarmas.
La inquietud en los municipios ribereños es mayor al observar la falta de coordinación entre las instituciones a la hora de detectar,
informar y actuar. Casos similares se vivieron a finales de año en el Gállego y se suceden con una cierta periodicidad en otros
puntos.
Ecologistas y vecinos aseguran que contaminación y vertidos industriales son mayores de lo que las autoridades reconocen. "El río
pasa por muchas comunidades y nunca está muy claro a quién corresponden las responsabilidades", señalan vecinos de Ascó y Miranda de
Ebro. Mientras, la CHE reitera que no existe riesgo y que los controles son suficientes.
Sustancias diversas
El agua del Ebro, en estado natural, tiene un contenido de sales muy alto, agravado por las prácticas agrícolas. Si a esto se le
unen los vertidos urbanos e industriales, se obtiene un agua en la que conductividad, DBO5, nitrógeno, sulfatos, fosfatos,
coliformes, coliformes fecales, nítridos, materia en suspensión y temperatura exceden los límites considerados en la normativa de
aguas prepotables. A esto se unen los riesgos que comportan dos centrales nucleares, una en cabecera y otra en el tramo final,
y distintas industrias químicas tanto en el Ebro como en varios de sus afluentes.
Ecologistas y científicos piden que se incremente el control a las empresas. "Las industrias que tienen vertidos realmente
peligrosos no son tantas y sería sencillo identificar sus procesos productivos y poner unas estaciones de control en tiempo real.
La tecnología ha evolucionado mucho", explica Elisenda Forés, doctora en biología e investigadora de los ecosistemas del Ebro.
Fermín Molina, comisario de Aguas de la CHE, asegura que este sistema no se puede utilizar. Molina señala que lo apropiado es que
cada empresa sea responsable de su vertido, que se controle por sus propios medios y que avise en caso de accidente, lo mismo que
hacen los ayuntamientos. La CHE asegura que se realizan algunas inspecciones para comprobar la eficacia de estos controles y dice
que apenas hay problemas.
Molina resta importancia a lo ocurrido las pasadas semanas en el tramo final del Ebro, considera que las cosas se han sacado de
contexto y que los mecanismos de control ha cumplido su función, aunque es preciso mejorar la coordinación con las Comunidades
Autónomas.
"En general, las empresas cumplen mucho más de lo que la gente se cree -señala Molina-. No quieren problemas y hacen todo lo que se
les dice. Aunque siempre hay piratas, como en todas partes, cumplen bien". Los responsables de la CHE muestran más preocupación por
los vertidos urbanos, la ganadería y la agricultura.
Según los datos de la CHE, los principales contaminantes de los ríos de la cuenca son los componentes microbiológicos y la materia
orgánica. Por el contrario, no se han detectado sustancias tóxicas ni peligrosas.
Ecologistas en Acción ha pedido que se incrementen los análisis y que se hagan estudios epidemiológicos en los municipios ribereños.
"Si no pasa nada, ¿qué miedo hay a hacer estos estudios y controles?", se preguntó un portavoz de la organización.