Cita contra el PHN
Pedro Arrojo
El terremoto parlamentario de Bruselas, unido al impacto de cientos de
miles de ciudadanos en manifestándonos en Barcelona, garantizan el fracaso
de la estrategia del PP en la Unión Europea.
El próximo domingo en Barcelona nos jugamos mucho. Aunque las fuerzas
políticas y sociales aragonesas han reaccionado tarde, la manifestación que
tendrá lugar el 10 de Marzo contra el Plan Hidrológico Nacional, en
vísperas de la primera cumbre europea presidida por Aznar, promete ser la
más trascendental de cara a Europa.
Hace tan apenas año y medio, las diversas Plataformas de Defensa del Ebro
nos reuníamos en Tortosa para lanzar lo que se denominó "la estrategia
europea". Pocos creyeron entonces sinceramente en aquella iniciativa, y
menos aún en nuestra tarjeta de presentación europea: la Marcha Azul. Sin
embargo, lo cierto es que la Marcha desbordó incluso nuestras más
optimistas previsiones.
La propuesta de construir un amplio frente europeo por la Nueva Cultura del
Agua, contó desde un principio con el apoyo formal del grupo socialista, de
Izquierda Unida y de los Verdes. Sin embargo ese apoyo, siendo de enorme
valor político, era endeble, pues suponía poco más que el apoyo formal de
las respectivas ejecutivas. La inmensa mayoría de parlamentarios europeos
ni tan siquiera había oido hablar del PHN, de embalses que inundan pueblos
o trasvases que amenazan deltas. Y respecto a los españoles, podemos
imaginar el entusiasmo que supondría este compromiso entre los
europarlamentarios de regiones como Murcia, Valencia, o incluso Andalucía y
La Mancha, donde la tradicional demagogia del hormigón sigue intacta, pues
el debate sobre la Nueva Cultura del Agua tan apenas si se ha lanzado.
Tras la marcha, una labor paciente y discreta, despacho a despacho, por
parte de los afectados del Delta y del Pirineo, ha ido generando una red de
información entre los eurodiputados que permitió recientemente presentar el
estudio de Evaluación Ambiental Estratégica elaborado por la Fundación
Nueva Cultura del Agua, con el apoyo público de cinco grupos
parlamentarios, incluidos los Liberales y el EDD (conservadores), aislando
al Grupo Popular junto a los Neofascistas. Poco después, se aprobaba en la
Comisión de Medio Ambiente con el apoyo de estos grupos, una moción crítica
al PHN, a incluir en el texto por el desarrollo sostenible que el
Parlamento presentará en la cumbre de Barcelona. Ante la posibilidad de que
el pleno la ratificara, no se recuerda en el Parlamento una campaña de
presiones tan descarada por parte de un Gobierno europeo, para evitar lo
que se perfilaba como una humillante derrota política de Aznar en plena
presidencia de la UE.
Este es el contexto en el que José Bono sale a la palestra pública para
echar una mano al Gobierno del PP, reiterando su apoyo al PHN. La
incoherencia y la falta de solidez política del PSOE en esta materia salía
así una vez más a la luz en mal momento, en forma de una lamentable
indisciplina interna que dejaba por los suelos el prestigio del partido
ante Europa entera. Sin embargo, a mi entender, no hay mal que por bien no
venga. A partir de aquí el PSOE debe reaccionar de una vez y acabar con la
"hidroesquizofrenia hidrológica" que reina en sus filas.
José Bono no puede seguir abanderando la Nueva Cultura del Agua para
denostar la ampliación del trasvase Tajo-Segura mientras defiende el
trasvase Tajo-Guadiana o apoya el del Ebro; de la misma forma que el
Partido Socialista de Aragón no puede por más tiempo abanderar esos mismos
argumentos de la Nueva Cultura del Agua y de la justicia interterritorial
contra los trasvases mientras defiende inundar valles y pueblos en el
Pirineo para hacer más regadíos en comarcas que ya recibieron decenas de
miles de hectáreas, y que hoy lo que requieren son urgentes inversiones en
modernización (a sabiendas para colmo de que esos embalses acabarán siendo
la base de regulación de los trasvases, como declara ya abiertamente el
Gobierno en Bruselas).
A pesar de todo, y de forma difícil de entender, los resultados del
plenario del Parlamento, fueron sumamente positivos: una declaración que
explicita el carácter insostenible de los grandes trasvases y la petición a
la Comisión de que no financie este tipo de proyectos. Pero no sólo eso:
más de 140 europarlamentarios, a pesar de la abstención socialista y del
voto popular, alertando a la Unión Europea sobre la insensatez de inundar
valles y pueblos en la civilizada Europa del siglo XXI.
En todo caso, el próximo domingo día 10 de Marzo tenemos la palabra los
ciudadanos. En Barcelona, tendremos la oportunidad de dejar claro en la
calle lo que algunos políticos oscurecieron con sus turbios juegos de poder
e intrigas palaciegas. Europa nos estará observando. Nunca en nuestras
anteriores manifestaciones hemos tenido tanta atención mediática europea,
como tendremos en la manifestación de Barcelona.
El terremoto parlamentario que hemos montado en Bruselas, unido al impacto
de cientos de miles de ciudadanos en Barcelona denunciando el fraude que
supondría financiar esta oleada de embalses y trasvases con fondos
europeos, que deben emplearse en actuaciones más razonables, garantizan,
desde mi punto de vista, el fracaso de la estrategia del PP en la UE: una
estrategia basada en oscuras negociaciones políticas de despacho que tratan
de eludir el debate parlamentario y público, bajo el supuesto de que éste
no es un problema europeo, sino un simple enfrentamiento interno entre
Gobierno y PSOE. Hoy, mal que le pese al PP, se habla y se hablará del PHN
en Europa. En este contexto, la Comisión Europea no tendrá más remedio que
asumir un debate serio que debe terminar con la tramitación ante los
tribunales europeos de las quejas presentadas contra el PHN.
Profesor del Departamento de Análisis Económico de la Universidad de
Zaragoza