Artur Gaya


La Vanguardia

Tanto es el nerviosismo experimentado por algunas destacadas personalidades de la política en Tortosa, que esta semana ha quedado plasmado en los medios de comunicación el pánico que produce el apoyo popular que recibe la Plataforma per la Defensa de l'Ebre. En tertulias radiofónicas, televisivas y artículos de opinión, han proliferado los intentos de desmadrar o sacar de quicio el anuncio efectuado por miembros de la lucha antitrasvase de presentarse a las próximas elecciones como candidatura independiente: Garba. Segun ellos, Garba aglutinaría a personas dispuestas a trabajar por la defensa del Ebre y del territorio desde la vida municipal. Pero la noticia ha causado algo más que revuelo entre sectores de la propia izquierda y incluso de la derecha no dictatorial.

Ciertos líderes políticos, o aspirantes a serlo, criminalizan ahora a la Plataforma per la Defensa de l'Ebre por un hecho mucho más que lógico y esperado: la organización política de algunos de sus miembros (tal vez decenas entre un colectivo de decenas de miles de personas), como si en la propia plataforma no hubiera ya agrupaciones políticas como ERC, PSC o IC Verds, por citar los tres ejemplos con más juego electoral.

¿Es que acaso el hecho de ser un activo militante antitrasvasista no da derecho a participar en la vida municipal? ¿Acaso destacados políticos del territorio no están metidos ya en esta lucha desde sus respectivas siglas, participando en ella de manera honesta y sin buscar protagonismo? Dejando aparte la oportunidad o la inoportunidad de los miembros de Garba por anunciar su candidatura en estos momentos tan importantes; intentar culpar de ello a la plataforma me parece una de tantas estrategias políticas, premeditadas y con la intención de debilitar un movimiento popular que ya ha hecho historia y que el próximo día 10 de marzo, en Barcelona, va a conquistar el corazón de Cataluña.

ARTUR GAYA, periodista y músico


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