Desactivar la oposición pirenaica
José Manuel Nicolau
Sólo hubo un tema en el que estuvieron de acuerdo el gobierno de Aragón y
el de España en la Comisión del Pacto del Agua del otro día: en la puesta
en marcha de los "planes de restitución territorial en las zonas que
soportan embalses". Discrepan en todo: el trasvase, el modelo territorial,
el reparto del agua (pirenaica), pero coinciden y unen fuerzas para
apropiarse del botín que ambos ambicionan: las aguas y fondos de valle
pirenaicos.
La resistencia montañesa está resultando muy molesta. Hay que desactivarla.
¡Qué mejor manera que utilizando los planes de restitución! Para comprar
voluntades y para dividir a la población: a un pueblo le regalo una
depuradora y a otro se la niego, por rebelde.
¿Dónde está la voluntad de "contar con los afectados", de consensuar la
política de aguas con los "productores" y "almacenadores" del recurso?
Planes de restitución impuestos por decreto y se acabó. ¿Dónde está la
política con mayúsculas: la de dialogar con todo el mundo, perseguir los
acuerdos, cohesionar la sociedad, vertebrar la región, incorporar la Nueva
Cultura del Agua?
No lo estáis haciendo bien desde el GA, no lo estáis haciendo bien desde el
PSOE. Sabéis cuáles son los planteamientos razonables y de futuro. Y muchos
de vosotros los compartís. Pero estáis agarrotados. Tenéis miedo: a perder
vuestra parcelita de poder y también a los que mandan de verdad. El miedo
(que no es prudencia) es fatal para gobernar y para todo en la vida. ¡Qué
oportunidad histórica para un valiente que lidere el cambio imprescindible
en política de aguas! Que nos acerque a Europa y que haga de esta Comunidad
una referencia de gestión democrática y eficiente del agua.
Para las comarcas pirenaicas se avecinan tiempos difíciles: Van a llegar
ofreciendo a unos y negando a otros. Malmetiendo. Y si avanzan las obras,
aún peor. Pero no hay que dejar de tender la mano a la negociación, al
acuerdo, a las soluciones negociadas, porque entonces además de
arrebatarnos el agua y los valles, también nos arrebatarían el talante
constructivo, el espíritu razonable, nuestra identidad.
José Manuel Nicolau